miércoles, 19 de septiembre de 2007

Historia de Ceferino Namuncurá


CEFERINO NAMUNCURÁ nació en Chimpay, Provincia de Río Negro (Rep. Argentina) el 26
de agosto de 1886 y fue bautizado dos años más tarde por el apóstol de los indios, el misionero
salesiano Padre Domingo Milanesio.
Hijo del célebre cacique araucano Manuel Namuncurá, el "Rey de las Pampas" como le llamaban los indígenas, a los 11 años él mismo le pidió a su padre que lo llevara a Buenos Aires para estudiar y así ser útil más tarde a su pueblo.
Estudioso del catecismo anhelaba convertirse en misionero de sus paisanos confinados en la cordillera.
Por cuestiones de salud de Buenos Aires se trasladó a Viedma donde continuó sus estudios y alumbró con sus virtudes.
En los colegios de Italia el alumno Ceferino fue la sorpresa de estudiantes y profesores, por su admirable conducta, profunda piedad y modelo de todas las virtudes. En su larga enfermedad se palpó su santidad. Los enfermeros dijeron que no se lamentaba nunca, que nunca pedía nada, y que si todos los enfermos fueran como él, el hospital se convertiría en un paraíso. Al contrario, consolaba e infundía valor a otros enfermos.
Muere santamente la mañana del 11 de mayo de 1905, a la edad de 18 años y 9 meses. Sus restos fueron repatriados en 1924 para descansar definitivamente en Fortín Mercedes, actualmente en el átrio del santuario de María Auxiliadora.
La Iglesia declaró a Ceferino Venerable, es decir, reconoció que practicó todas las virtudes cristianas en grado heroico, según decreto aprobado por el Papa Paulo VI el 22 de junio de 1972.
El próximo 11 de NOVIEMBRE de 2007 celebraremos su BEATIFICACIÓN gracias a la oración de sus devotos. Continuemos rezando como hasta ahora para que sea declarado santo por la Iglesia.
Su primer gran deseo..., como lo expresó a su papá, fue salir de las tolderías de Chimpay, ir a Buenos Aires y estudiar y así ser útil a su gente.
Al empezar sus estudios... en el Colegio Salesiano de Buenos Aires, Pío IX, encontró allí su mina de oro: la insospechada riqueza del conocimiento y amor de Dios.
Fue modelo de todas las virtudes... cualquiera que busquemos: humildad, pureza, paciencia, caridad, fe, esperanza. Y en grado heróico. Por eso fue declarado VENERABLE por el Papa Pablo VI.

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